Aron de Maja Engman
Siempre fue un niño especial porque desde pequeño parecía una persona mayor. Miraba con esos ojos de absoluta tristeza que te rompían por dentro... que dolían. Bebía absenta para desayunar y fumaba tabaco en pipa, primero a escondidas y luego a la vista de todos para que supieran que clase de niño era...
El niño precoz.
El niño perdido.
El niño que la muerte no dejaría llegar a ser adulto.
Maldecía todo lo maldecible, con palabras malsonantes que ni siquiera los adultos se atreverían a pronunciar. Te miraba como perdonándote la vida y decía todas las verdades que nadie nunca se atreve a decir a la cara. Los domingos le gustaba lanzar piedras a las palomas hasta que se desangraban. Fingía que se las llevaba a casa para cenar pero más de una vez le vieron llorar después, de puro arrepentimiento y dolor, mientras las enterraba en pequeñas tumbas adornadas con flores silvestres.
Siempre fue un niño especial porque creció solo...
...porque nunca se supo de donde había salido...
...porque nunca se supo a donde fue.
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