Interior habitación noche. Suena Down de Summer Camp y saltas desnudo sobre una cama ajena. No sabes cómo has llegado allí, pero sabes que estás. Flashback. Interior bar noche. Caes del taburete después de beber hasta perder la conciencia y la dignidad. Tu último recuerdo. Volvemos al presente. Ahora estás bailando, riendo y gritando en una habitación que no conoces, sobre una cama que no conoces, compartiendo desnudez con dos chicas que no conoces. Parece que se lo están pasando bien. Sabes que cuando bebes te pones muy divertido. Dices algo y ellas ríen. Termina la canción y empieza a sonar Your honor de Regina Spektor. Ellas gritan de emoción -como niñas pequeñas el día de reyes- y empiezan a cantar al unísono, una frente a otra, brincando entre las sábanas. Las observas y disfrutas viendo como sus pechos saltan al ritmo de la música. Arriba y abajo. Maravilloso vaivén. Te obligan a unirte. Finges hacerte el duro, pero mueres de ganas de bailar con ellas y besarlas y tocarlas y morderlas... y muchas barbaridades más. No sabes como has llegado allí y no te importa. Eres feliz. Fundido a negro.
Viene de fundido a negro. Caminas por una calle vacía. Aún es de noche, pero empieza a amanecer. Parece una noche más en una ciudad cualquiera... pero no. Es la mejor noche de tu vida. Esa noche que siempre habías soñado. Tienes un recuerdo fugaz de saliva y sudor y senos saltarines. Caes en la cuenta que cuando cuentes lo ocurrido nadie va a creerte, pero te da igual. Por una milésima de segundo incluso tú dudas sobre si es realidad o pura fantasía. No. Sabes que ha ocurrido. Hueles a alcohol y a sexo. Sonríes. Te sientes como uno de esos héroes anónimos a los que nadie reconoce sus hazañas. Eres un triunfador. Este amanecer eres el rey del mundo. Gritas de excitación y empiezas a correr para liberar adrenalina... y corres... y corres... y corres. Fundido a negro.
Fin.
[Títulos de crédito al ritmo de Mi gran noche de Raphael]