Te esperaré en ese lugar de Nueva York donde nos vimos por primera vez. Esperaré acompañado por el ocre de los árboles, con Central Park a mis pies y sin más compañía que las ardillas. Esperaré cada día, aunque haga frío, llueva o nieve. Esperaré de espaldas, rezando a no sé qué ni quién, para que alguien toque mi hombro y ese alguien seas tu. Esperaré sabiendo que en el fondo no hay esperanza. Esperaré desesperando.