Celebrar un nuevo comienzo como si la vida no fuera otra cosa que empezar de nuevo una y otra vez. Reinventarse. Reincidir. Recaer y levantarse otra vez. Volar mentalmente a Saturno entre chupito y chupito de tequila. Saltar tan alto que parezca que vas a llegar al espacio exterior. Rozar con la punta de los dedos constelaciones y nebulosas. Las estrellas son un orgasmo sideral, semen de dioses salpicado por el cielo... o tal vez sólo la espuma del champán recién descorchado en una fiesta de cumpleaños. Espuma especial. Espuma espacial.
Mirar al cielo y soñar con un momento de paz...
...un viaje a Berlín...
...una furgoneta por la route 66...
...o, sencillamente, con una hora de aventuras que no termine nunca.
Para N, por su cumpleaños.