Sin título de Elodie Fougère
Te duele la espalda y la vida, de repente... a ti que nunca te había dolido nada.
Te miras en el espejo y te das cuenta que cada vez te pareces más a tu padre. Los mismos puntitos rojos en la piel de los que tanto te reías, las mismas pequeñas manías que te sacaban de quicio.
Te miras en el espejo y ves reflejado en él a tu padre... a todos tus mayores. Ancestros desfilando delante de tus ojos, uno a uno. Orejas del abuelo, nariz del tío, labios de la madre, alma de agua y sal... como ese bisabuelo farero que nunca conociste pero sospechas escondía miles de historias que contar.
Los pubs que antes cerrabas ya no existen. Tu plan ideal de viernes noche es disfrutar de una copa de vino mientras lees esa novela que lleva meses sobre la mesilla de noche, pero el trabajo no te ha dejado empezar.
La ropa que te gusta no te queda bien.
La comida rápida ya no te hace feliz.
¿Quién dices que es ese cantante que suena en la radio?
Parece que alguien haya metido tu vida en una lavadora que ha centrifugado demasiado rápido.
Sientes que has llegado a un punto de no retorno.
Sientes que has cerrado una etapa de tu vida para siempre.
Sientes que has marcado un punto y final para muchas cosas...un punto y aparte en tu vida.
Sin embargo, eres más feliz que nunca. Con tus fallos y aciertos. Con tus imperfecciones.
Te quieres como nunca te habías querido. Te quieres libre. Te quieres sabio.
Te quieres y punto.