Visto y no visto de Argijale
Se nos pierde la infancia entre los dedos con el calor del verano... las tardes de agosto ya no son iguales, y tampoco las miradas fugaces y furtivas en la playa. Crecen las arrugas, los problemas y nosotros. Se nos escapa la felicidad. Pesan los años y la monotonía gana la batalla, poco a poco, sin que nos demos cuenta.
Se nos pierde la infancia entre los dedos y ya no reconocemos esa imagen que nos mira en el espejo, porque en el fondo no hemos crecido y seguimos sintiéndonos como si tuviéramos 12 años, indefensos e inexpertos.
Se nos pierde la infancia entre los dedos, sin remedio... pero aún estamos a tiempo de recuperar la juventud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario